Si un día de carnaval te sientes aburrido, quieres salir a parrandear y no tienes un peso en el bolsillo, la mejor solución es disfrazarse y salir a la calle, que de seguro encontrarás. Exactamente eso fue lo que sucedió con la primera persona que se disfrazó de marimonda:
“Nació cuando un barranquillero, al no tener dinero para disfrazarse, se le ocurrió vestirse con un saco (parte superior del traje entero o suit), una corbata y un pantalón viejos, puestos al revés y, como careta, un costal de harina al que le abrió tres agujeros, para burlarse del resto de sus conciudadanos. También se dice que es una burla a los funcionarios corruptos del estado. El disfraz, actualmente consiste en un pantalón, camisa manga larga, corbata, saco o chaleco, y una careta hecha con una especie de bolsa de tela con tres huecos, bordeados con tubos rellenos de tela, una nariz muy larga, semejante a un miembro viril, y unas orejas parecidas a las de los elefantes, con figuras de colores. Este disfraz debe ir siempre acompañado de un pito de caucho, conocido como “pea pea”, cuyo sonido destemplado sirve para expresar el derroche y la alegría de quien se disfraza de marimonda. Muy conocido es el dicho barranquillero: “No es nada el disfraz de marimonda sino los brincos que hay que dar” (Fundación Carnaval de Barranquilla, 2009).
Este disfraz no sólo es una representación típica del carnaval, se ha convertido en uno de los símbolos que lo identifican, y quien lo viste representa siempre una sorpresa ante los transeúntes, pues nunca se sabe con qué travesura saldrá para apenar a cualquier individuo descuidado
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